¿El fútbol argentino siempre fue violento? La respuesta podría ser "sí". Pero también podría ser "no". Yo, opto por el sí. Desde principios del siglo XX se habla de violencia en nuestro fútbol. Esta fue creciendo de manera gradual hasta la década del sesenta. El nivel era mucho menor durante esa época que concluyó con un saldo de doce muertos entre 1924 y 1958.
Quien responde que no, seguramente relaciona la violencia en el fútbol con las barras bravas. Este término surgió hacia 1958 y se usa para designar a un grupo organizado de hinchas que ejercen violencia sobre los hinchas del equipo rival. Las "barras fuertes"como respuesta de los clubes a los aprietes que sufrían como visitantes. De este modo, cada club empezó a tener su propia barra brava, financiada por los dirigentes de la institución. Esto incrementó enormemente la violencia en el fútbol argentino.
Llevemos esto a números: entre 1967 y 2008 el fútbol ha dejado un saldo de 144 muertos. De estos, el cincuenta y seis por ciento se vinculan a los partidos en Primera División y un catorce por ciento corresponde a la Primera B Nacional. La mayoría de estas, sucedieron en el Gran Buenos Aires.
Desde 1985 se buscó acabar con esta situación de agresividad entre los hinchas y para con los protagonistas del encuentro (llámese árbitro, jugador o director técnico). Una de las medidas más recientes, y quizás la mas notoria a simple vista, fue la prohibición de la hinchada visitante. Sin embargo, la violencia no cesa. "Estamos tan mal, estamos tan perdidos como hinchas que hemos perdido hasta esta cosa prestigiosa que tenía el hincha." Declaró el comentarista Norberto Verea.
Vemos como la violencia en el fútbol es solo una manifestación de la violencia del hombre. Esta cosa que tenemos de agredirnos unos a otros, simplemente no. Pero es algo que se vive en los partidos, en las canchas y en las calles.
Hace un par de días, mas precisamente el pasado jueves 14 de Mayo se disputó el partido entre Boca Juniors y River Plate. Esto sucedía en el marco de los octavos de final de la copa Bridgestone Libertadores. Fue en este partido, el Superclásico, el clásico mas importante de este país, donde ocurrió uno de los hechos de violencia más deplorables de este 2015.
Los jugadores de River salían por la manga para disputar el segundo tiempo. En eso, fueron rociados con gas pimienta. Esto les causo quemaduras de primer grado en la piel, y daño severo en los ojos. Entonces salieron a la cancha con los hinchas, eufóricos, cantando contra ellos. Mientras el conjunto riverplatense buscaba agua (cuyo suministro había sido cortado en el baño del banco de suplentes) los jugadores de Boca se reían de la situación. Vale destacar que Daniel Osvaldo se acercó a los de River para ver como estaban aunque el gesto quedó empañado por su actitud anterior.
El partido fue suspendido. Sin embargo, los jugadores de Boca se ubicaron en la cancha para jugar. Luego vinieron dos tensas horas en las que los jugadores de River recibieron botellazos de la hinchada local y no hubo ningún tipo de solidaridad mientras ambos planteles competían por ver quien se iba al final.
River salió primero, por la manga del árbitro. Después de esto, sucedió lo más lamentable: Antes de retirarse, los jugadores de Boca (encabezados por Agustín Orión) saludaron a los hinchas. Quienes en gran medida habían causado esta tragedia recibían como premio el "agradecimiento" de sus ídolos. Aquí también quiero destacar la actitud del jugador Trípodi que no alzó las manos a la tribuna.
Estas cosas no deberían ocurrir, y lo más lamentable es que no suceden en ningún lugar remoto ni lejano. Suceden en nuestro fútbol, el "Fútbol Grande de la República Argentina". Lo peor en toda esta cuestión es que muchos hechos de violencia (no necesariamente física) se tildan de normales y aceptables.
El fútbol argentino está de luto por la muerte de Emanuel Ortega, jugador de una división muy inferior a la primera. Además debemos lamentar lo ocurrido en el Superclásico y... ¿Con qué necesidad? Evidentemente no estamos haciendo las cosas bien.
El cambio debe empezar por cada hincha y por cada club, para ser cada día mejores. Un hincha no tiene por qué morir alentando en la cancha. Un jugador no tiene que soportar jugar en situaciones infrahumanas. Los invito a decir NO a la violencia en el fútbol. Simplemente por el fútbol, nuestro fútbol. Si no trabajamos por salvarlo, ¿Podríamos perderlo?
Nicolás P. Aréa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario